Contextualizado en el Barrio Fortuny (Reus), primera intervención del recién creado Instituto Municipal de la Vivienda, proyectado por los arquitectos Sardà y Zaragoza. El barrio, integrado hoy en día al tejido de la ciudad, quedaba entonces aislado del casco urbano, favoreciendo que los vecinos se sintieran más arraigados al barrio que a la ciudad, generándose así un fuerte sentimiento de peretenencia y de unión vecinal. El proyecto retrata el día a día clase obrera de la post guerra a través de los micro relatos de una familia del barrio, enfatizando el papel central que la institución matrimonio y la buena conducta, tenían a la hora de acceder a la vivienda subvencionada en la época del Nacional Catolicismo, que favorecía unos modelos de conducta adecuados a su visión social.
La pieza enfatiza como los dispositivos discursivos modelan las subjetividades, y al mismo tiempo, como estos dispositivos son profanados por los individuos, ejerciendo su agencia en acciones cotidianas, no por ello menos politicas.