Paralelismo y divergencia; dos conceptos irreconciliables y opuestos que al unirse
como adjetivo compuesto se convirtieron en un oxímoron. Tras una primera lectura,
bajo la influencia del aspecto formal de las imágenes de la doble pantalla, inclinada al
paralelismo, surge un registro más conceptual basado en sus connotaciones simbólicas
implícitas. Aparecen entonces las fisuras de las divergencias, sugiriendo al espectador
la reflexión sobre el papel real de la mujer en la sociedad, basado en la repetición
continua de acciones construidas socialmente e internalizadas por las mujeres. Este
enfoque no resuelto conduce al espectador a un extrañamiento reflexivo.